WIKA

Estas de aquí arriba no son caperucita y el lobo, nooooooooo.

Somos mi perrita Wika y yo.

La Wika es la perra más preciosa del mundo.

Corre, salta, juega como todos los perros. 

Y me acompaña en mis paseos por el campo

aunque también se da sus garbeos por ahí ella sola.

Ahora se ha aficionado a la caza, corre detrás de conejos y tórtolas, 
que los hay a montones en este mar de olivos.

Es guapa, guapísima, suave y tranquila.

Tiene la lengua rosa y los ojos parece que se los pintara todos los días de negro.

Pero lo que la hace especial, especial de verdad,
es la flecha negra que tiene entre sus ojos,
y que habla a su manera y cantamos juntas.
Tiene tiempo para todo, le gusta tomar el sol y también la sombra.

Cuando me siento en el escalón se viene conmigo 
y se tira a mi lado para que le rasque y la acaricie.
Cuando soy yo la que se tira a su lado ella también me acaricia 
pero sus patas son duras y hacen un poco de daño.
A veces, la otra Inés y yo mientras cocinamos cantamos con la puerta de atrás abierta
y ella sentada nos mira.
¡Si cantamos mirándola fijamente conseguimos que cante con nosotras!
Nunca conseguí que me trajera de vuelta el palo que le tiro una y otra vez. 
Ese juego no le interesa.
Es que esta perra es muy especial.
La quiero un montón.